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Respecto al mantenimiento/longevidad del casco, la principal recomendación a tener en cuenta es que: los cascos caducan.
Aquellos cuya estructura utiliza materiales plásticos lo harán antes que los que están fabricados en base a compuestos de fibras (de vidrio, de carbono, etc.) pero más pronto o más tarde, todos caducarán.
En cualquier caso, el período en el que el fabricante garantiza una seguridad óptima será aproximado y oscilará entre los cinco y ocho años y aquí será fundamental el asesoramiento experto del establecimiento vendedor para ayudarnos a determinar ese período.
Una vez adquirido nuestro casco, el localizar cuando se alcanza la fecha de caducidad será una responsabilidad que caerá de nuestro lado. Como ayuda podemos anotar el día de compra en nuestra agenda o guardar la factura (donde aparece la fecha) junto con la documentación de nuestra moto, de manera que siempre podamos calcular que:
Fecha de caducidad = la fecha de compra + los años de vida útil previstos.
Lo que no debemos olvidar es que una vez superada esa fecha de caducidad, y aunque la apariencia general del casco pueda parecer ‘saludable’, es posible (y probable) que esté ofreciendo una protección insuficiente, de manera que en caso de accidente, la resistencia de sus fibras y su capacidad de absorción de impactos pueden no ser las más adecuadas.
Por otro lado, a la fecha de caducidad del casco hemos de añadir una consideración importante y es que: determinadas circunstancias pueden hacer que la vida útil prevista se acorte o incluso ¡que se supere en cuestión de segundos! 😲
- La vida útil de nuestro casco se acortará si de manera regular lo exponemos a fuentes de calor como estufas, radiadores e incluso si lo dejamos al sol de manera prolongada. También el uso de líquidos de limpieza basados en disolventes o diluyentes con una fuerte composición química puede afectar a la estabilidad de las fibras del casco.
- El remanente de vida útil que tenga nuestro casco, desaparecerá de repente si recibe un golpe seco en su estructura, bien porque ha sufrido un accidente o bien porque se ha caído al suelo desde 1 m o más de altura (¡Atención cuando nos ponemos el chaqueta u otro complemento y dejamos el casco en el asiento de la moto…).
Repasemos a continuación otros aspectos a tener en cuenta en lo que respecta al uso del casco y de su mantenimiento.
El primero de ellos se refiere a la sujeción. Es el que parece más evidente, pero debido a las prisas; a que el trayecto va a ser corto o a pensar que solo la conducción de moto en carretera entraña riesgos, hay motoristas que en ciudad ¡no se abrochan el casco! 😲 y este es un error que, en caso de accidente puede conllevar graves consecuencias.
Por desgracia, en más de una ocasión se han producido accidentes en los que, la violencia del choque ha provocado que el conductor de la moto saliera despedido, con la mala fortuna de que antes de caer al suelo, su casco se le ha salido ¡porque no lo llevaba abrochado! 😲
El resultado de ese fallo suele implicar que un accidente que podía haber tenido consecuencias más o menos importantes, se convierta en uno realmente grave. 😟😟😟

Por tanto, no debemos condicionar el abrocharnos el casco a si vamos cerca, lejos, si solo va a ser un momento, etc.
El casco hemos de llevarlo siempre abrochado y con una tensión correcta de la cinta de sujeción, pues una correa destensada puede aportarnos una sensación de ‘falsa seguridad’ y en realidad ser similar a no llevarlo abrochado. 😲
Además, si durante un tiempo no bajamos la guardia y nos abrochamos el casco sin excepción, conseguiremos que esta acción se convierta en una costumbre de seguridad incorporada a nuestros hábitos de forma automática, que haremos sin darnos cuenta y sin que nos suponga ningún esfuerzo. 😃
Otro aspecto al que no solemos dar la importancia que tiene es la pantalla protectora.

La pantalla es un elemento que interviene junto con uno de nuestros sentidos clave a la hora de conducir: nuestra vista.
Por ese motivo conviene que esté siempre limpia, lo cual no será difícil, pues bastará con un simple paño humedecido con agua y jabón (aunque solo con agua puede ser suficiente) que aplicaremos primero sin fricción para humedecer la superficie y ablandar las posibles partículas incrustadas como pequeños insectos, o cualquier otro elemento, y pasados un par de minutos repetiremos la operación pero ahora ya arrastrando la suciedad.
Al ablandar primero y esperar un poco para limpiar conseguiremos un mejor resultado y evitaremos que la pantalla se raye en el proceso de limpieza. Para terminar, realizaremos el secado con otro paño para acabar obteniendo una pantalla ¡como nueva! 😃
Ah y un último apunte respecto a la limpieza de la pantalla, y es que, sobre todo si circulamos por ciudad, no olvidar limpiarla también por la parte interior, ya que la cantidad de partículas en suspensión la ensuciarán tanto por fuera como por dentro (la principal causa que ensucie la pantalla en la circulación por carretera serán los insectos y eso afecta a la parte exterior de la pantalla pero no a la interior).
Hemos de tener en cuenta que limpiando la pantalla tal y como se ha indicado conseguiremos eliminar la suciedad pero no las rayaduras que el paso del tiempo y el uso hayan podido producir.
Tendremos pues que considerar la conveniencia de cambiar la pantalla siempre que la cantidad de roces esté dificultando nuestra visión (con el sol de cara es uno de los momentos en los que la molestia de las rayas se hace más evidente).
De todas formas, para eliminar la suciedad especialmente incrustada e incluso las rayas que no sean muy marcadas, los ‘manitas’ 😜 pueden usar pulimento para plásticos transparentes e incluso solo pulimento líquido (se consiguen en cualquier ferretería) y aplicarlo como indique el fabricante, generalmente bastará con un trapo en movimientos circulares hasta que el pulimento quede seco y eliminar los restos con otro trapo.
Con esta operación, que solo será 100% efectiva si nuestra pantalla no está muy deteriorada y si conocemos la técnica de aplicación, conseguiremos una profunda limpieza y eliminar las raspaduras más finas.
Respecto al mantenimiento del casco una última sugerencia: salvo aquellos retro que puedan incorporar componentes de cuero, todos los cascos se pueden lavar.
Se trata de una opción interesante si nuestro entorno de conducción suele ser la ciudad, porque el denso tráfico de las ciudades genera más partículas en suspensión que la circulación en carretera o autopista y, poco a poco, esas partículas unidas a nuestra propia transpiración, se van adhiriendo a los tejidos interiores del casco y lo van ensuciando.
Usar la lavadora puede ser una opción ‘arriesgada’ 😜😃😜 por lo que otra posibilidad es usar un cubo grande, una bañera, ducha o similar; y hacerlo a mano.
La operativa será: primero quitar la pantalla y las partes interiores del casco que se puedan desmontar, por lo general los protectores para las mejillas, fijándonos en como están montadas (para facilitar cuando tengamos que volver a montarlas nos puede ayudar el haber tomado alguna foto de su posición con el móvil, antes de desmontarlas). A continuación, mojar con abundante agua tibia los tejidos del interior del casco y las partes que hayamos desmontado, añadir jabón (mejor jabón líquido para ropa), frotar con las manos y aclarar; y repetir la operación hasta que el agua del aclarado salga aceptablemente limpia.
Por cierto, en las primeras aclaradas, no pensemos que el casco está destiñendo: el tono ‘marrón’ del agua del aclarado no es debido al desprendimiento de tinte de los tejidos interiores.😜😲😜
Tras el último aclarado presionaremos los tejidos para intentar extraer todo el agua posible y lo dejaremos secar durante un par de días (más o menos) en un lugar ventilado y sin que le de el sol forma directa.
Una vez seco, volveremos a montar las partes que habíamos desmontado y listo. ¡Verás que gozada usar un casco que ha sido lavado! 😃
Por cierto, hay fabricantes que incorporan a sus cascos un interior extraible que desmontado recuerda a un gorro de piscina (bastante más grueso) y que montado ni te enteras que es de quita y pon. Se trata de un sistema que facilita de forma notable las tareas de limpieza, lo cual puede suponer un argumento a favor de la compra de un casco frente a otro modelo que no permita desmontar su tejido interior.
Para conservar nuestro casco en el mejor
estado conviene: mantener la visera
limpia y libre de rayas; y de vez en
cuando, lavar los tejidos de su interior
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